martes, 7 de febrero de 2012

Wiskhy en la mesa & cristal para la princesa.

Lo realmente importante no son regalos, ni promesas, ni mensajes, yo sólo quiero un poquito de la esencia de alguien invertida en mí tiempo. Puedo parecer la persona más exigente, pero luego me sorprendo a mi misma cuando me doy cuenta de que en realidad, me conformo con muy poquito. Soy una persona soñadora, luchadora, algo utópica. A veces me cuesta aceptar que no se puede confiar en nadie del todo, y fallo, pero más fuerte me siento. Supongo que tengo mucha paciencia y a veces eso hace que la única manera de aprender sea a golpes. Tengo mi propia forma de querer, es esa, la que puedo enseñar, y no sé querer de otra manera. Me asustan infinidad de cosas, pero intento superarlas a cada paso que doy, y nunca huir de ellas. No quiero ser peor o mejor que nadie, sólo quiero ser yo en un mundo de apariencias. No sé olvidar, y sé que hay cosas que no me serviría de nada intentar olvidar, pues a ciencia cierta se, que son cosas indestructibles. Mantengo algún secreto escondido por miedo a que puedan romper su poder. Sé de sobra lo que puede y lo que no puede hacerme feliz, y casualmente, las cosas que lo consiguen, siempre me hacen llorar, pequeñas grandes cosas contradictorias, pero son esas cosas las que me hacen feliz, que no dejarán de serlo, por mucho que me aleje de ellas, y sólo tengo una vida, una vida en la que quiero ser feliz.
Las cosas que nunca aprendí, me las ha ido descubriendo el tiempo, y he ido emprendiendo un viaje rumbo a mi misma, con sueños e ilusiones realmente fuertes, con un alma que peca de libertad, buscando palabras que saquen su esencia. Creo en la magia que transmiten las personas, mantengo una pizca de esperanza en el presentimiento de que siempre acabará llegado algo bueno, porque siempre hay algo más allá, y siempre es esa la razón por la que vivo. Si quieres, podrás sentarte a hablar conmigo, pero de corazón a corazón.